El OZONO médico, que es una mezcla de un 5% de OZONO como máximo y un 95% de oxígeno, fue usado por primera vez en medicina durante la primera Guerra Mundial para la limpieza y desinfección de las heridas.
Fuente: wikipedia
Las indicaciones al tratamiento de la OZONOTERAPIA serían muy amplias y vendrían determinadas por supuestas propiedades antiinflamatorias, antisépticas, de modulación del estrés oxidativo y de mejoría de la circulación periférica y la oxigenación tisular. La concentración y modo de aplicación variaría en función de la patología a tratar, ya que la concentración de OZONO determina el tipo de efecto biológico que produce y el modo de aplicación marca su ámbito de acción en el organismo.
Principales usos médicos del OZONO
Según los que proponen esta terapia alternativa serían:
Formas de aplicación
Existen diferentes formas de aplicación según la patología a tratar:
• Inyección por vía Intramuscular
• Inyección Subcutánea
• Inyección Intrarticular
• Inyección Intradiscal
• Insuflación Intrarectal
• Gran autohemo-transfusión
• Pequeña hemo-transfusión
• Tratamiento tópico con bolsa de plástico o campana de cristal
• Aplicación de cremas y aceites ozonizados
Contraindicaciones
En el campo médico, el OZONO es utilizado en una mezcla junto con el Oxígeno, y una larga experiencia clínica indicaría la inexistencia de efectos secundarios, además de no causar reacciones alérgicas de ningún tipo, si dicho tratamiento se aplica correctamente siguiendo los protocolos establecidos.
La experimentación efectuada ha demostrado que la OZONOTERAPIA, en las concentraciones utilizadas en medicina no determina ninguna variación sobre el ADN o el ARN de la célula. Es valido señalar que existen patologias donde no esta indicada la OZONOTERAPIA como por ejemplo:
• Alergia al OZONO o a los mucopolisacáridos.
• Embarazo confirmado o sospechado.
• Isquemia severa de los miembros con dolores en reposo y/o lesiones isquémicas cutáneas
• Grave hipertensión arterial no compensada.
• Patologías cardiovasculares no compensadas.
• Graves patologías infecciosas.
• Insuficiencia renal.
• Insuficiencia Hepática grave.
• Graves y persistentes alteraciones de la crasis hemática.
• Diátesis hemorrágica o cualquier patología de naturaleza hemorrágica.
• Graves alteraciones de la hemocoagulación.
• Infarto miocárdico o ictus hemorrágico reciente.
• Trombocitopenia.
• Patologías de naturaleza espástica a cargo de la musculatura lisa o esquelética. * Alteraciones graves y permanentes del metabolismo en particular diabetes y dislipidemia.
• Pacientes en tratamiento con anticoagulantes.
• Fibronolíticos.
• Fabismo.
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