Fuente: EFE (19-01-2011)
El ensayo clínico contempla 78 intervenciones con OZONO, de las cuales sólo se han realizado hasta el momento 15, ya que el paciente tiene que presentar unas determinadas características: que necesite cirugía y que la hernia discal no se encuentre en un estado avanzado.
En su opinión, trabajar en este campo de la medicina es "muy complicado" porque no hay soporte de ninguna industria y, también, por que "el OZONO es muy barato" pero "no se vende en pastillas".
Clavo, que es el responsable de OZONOTERAPIA del Centro de Especialidades Médicas ICMA, de Siete Palmas, aseguró que es difícil investigar desde el punto de vista científico cuando no hay detrás el apoyo de la industria "y eso es un hándicap muy importante".
El especialista explicó que el OZONO (O3) es un gas cuya molécula está formada por 3 átomos de oxígeno y que, desde hace más de un siglo, se emplea en los tratamientos médicos porque tiene "una gran utilidad".
Así, el O3 puede administrarse para múltiples patologías por auto-hemotransfusión, por insuflación rectal, por infiltraciones para hernias de disco y patología osteo-articular, o por aplicación tópica cutánea, vesical, oral e intrafistulosa.
Clavo defendió el uso de la OZONOTERAPIA en los problemas de dolor y de circulación -falta de riego a los tejidos-, que generan accidentes cerebrovasculares e infartos de miocardio, y en enfermedades crónicas del pulmón, como las bronquitis crónicas, entre otras patologías.
A su juicio, el OZONO también puede ser "muy útil" en problemas oncológicos como para hipopsia (falta de oxígeno) en los tratamientos del cáncer y en los problemas de circulación periférica, como en la diabetes.
Benardino Clavo apuntó que otra de las líneas de la investigación actual del O3 se centra en patologías infecciosas y, de hecho, en algunas ciudades se utiliza para tratar el agua de consumo porque, a cantidades adecuadas y con el tiempo suficiente, "mata todos los gérmenes".
Otro de los usos de la OZONOTERAPIA está en las infecciones superficiales cutáneas y, a nivel sistémico, parece que puede modular "el sistema inmune" y que los glóbulos blancos regulen su funcionamiento, algo que se constata en trabajos médicos sobre patologías inflamatorias.
El doctor afirmó que la producción de radicales libres puede provocar en el cuerpo la presencia de antioxidantes y, en todas las patologías en las que puede haber una alteración en ese balance, "mejoran los síntomas como el dolor y las artrosis, y, a veces, cura problemas concretos como las fístulas crónicas".
"Lo que hay que tratar es que ni el paciente ni el médico respiren el OZONO pues es tóxico a muy pequeñas concentraciones -ha señalado-, y en aquellos momentos no existían los plásticos especiales como el pvc, que no se altera con este gas".