Svea Baumgarten, Dr. med. dent., M Sc, implantóloga reconocida, informa sobre sus experiencias con ozono.
Fuente: Dr. Svea Baumgarten, M Sc, Bürgerweide 36, 20535 Hamburg,
El gas ozono también contribuye a la profilaxis profesional. Su aplicación se ejemplifica en la parte 2 de esta serie, donde se describe el caso de una periodontitis marginalis grave en la zona anterior del maxilar superior, en la que se obtuvo una mejora clínica notable mediante el empleo repetitivo de gas ozono . Está demostrado que la utilización de gas ozono también contribuye favorablemente a la terapia de las variantes superficiales de la caries (caries de fisuras, oclusal y radicular). Los primeros resultados parecen indicar que el ozono también sirve para el tratamiento de periimplantitis e infecciones endodentales. Es más biocompatible y menos citotóxico que el hipoclorito de sodio.
Introducción
Sorprende comprobar que tras la Segunda Guerra Mundial se utilizase profusamente el ozono en odontología, a pesar del escaso confort tecnológico de los dispositivos generadores de ozono disponibles entonces. Los cirujanos orales y dentistas utilizaban ozono para combatir las complicaciones infecciosas en pacientes con implantes. Uno de los protagonistas de la terapia de ozono fue Sandhaus en Zurich, que desarrolló un "Ozonisator" para el uso simultáneo de gas ozono y de agua ozonizada.
En una contribución a Zahnärztliche Praxis1 presentó dos casos de implantes con mucositis agresiva y empiema palatino. En el primer caso utilizó métodos de limpieza profesionales, irrigación con agua de ozono y series de aplicaciones de gas ozono. En el segundo caso efectuó una incisión para drenar el empiema y realizó enjuagues con agua de ozono e insuflaciones de gas ozono en la zona infectada de la submucosa. Estas medidas se repitieron diariamente durante una semana. Las complicaciones infecciosas de ambos casos se combatieron con éxito. Sandhaus consideró la utilización de ozono mejor que una quimioterapia.
Koch publicó un resumen de la aplicación de ozono en implantología práctica. Entre 1969 y 1974 se practicaron 618 implantes a 289 pacientes. Las revisiones periódicas indicaban un índice de fracasos a largo plazo del 3,8 %. Todos los implantes realizados con éxito se habían beneficiado de la aplicación de agua de ozono pre-, peri- y post-operatoria. Koch presintió que el índice de integración de implantes con éxito se debía a la aplicación del ozono. Sin embargo, faltan datos sobre la tasa de fracasos en controles que no utilizan ozono.
Un de los protagonistas del uso de ozono en odontología conservativa y operativa fue Türk, quien publicó una lista detallada de indicaciones. Gracias a los notables avances en tecnologías de dispositivos (por ejemplo, OzonyTron, Mymed, Töging/Alemania, HealOzone, KaVo, Biberach/Alemania und Prozone, W&H. Laufen Obb./Alemania), la utilización de ozono en odontología ha vuelto a popularizarse durante los últimos años.
Ozono como desinfectante
Por la fiabilidad de sus propiedades de oxidación frente a impurezas químicas, orgánicas y biológicas, el ozono lleva tiempo utilizándose como desinfectante de agua. Es muy adecuado para reducir la carga bacteriana en sistemas odontológicos de agua y de diálisis. Insuflándolo periódicamente en sistemas de tuberías y conductos, puede impedir la formación de biopelículas. Su eficacia suele potenciarse mediante el empleo de aditivos, como por ejemplo el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada).
Un estudio sobre la calidad del agua en consultas odontológicas ha demostrado que en el 51 % de los sistemas de suministro de agua comprobados (en un total de 237 consultas) se superaban las concentraciones límite de microbios recomendadas (máx. 200 unidades formadoras de colonias por mililitro de agua, según las directrices de la American Dental Association4, con una elevada presencia de gérmenes oportunistas como legionella pneumophila, pseudomonas aeruginosa, micobacterias y de la especie coliforme.
Es una situación nada deseable, puesto que en las consultas odontológicas también se tratan pacientes inmunoinsuficientes, para quienes una carga bacteriana de esta magnitud incluso puede resultar peligrosa. Por su potente efecto oxidante y a su rápida descomposición, catalizada por iones metálicos, con formación intermedia de radicales de oxígeno e hidroxílicos, el ozono es una sustancia adecuada para reducir la carga bacteriana, de endotoxinas y orgánica en sistemas de agua. Desde el punto de vista de su molaridad, el ozono es un oxidante cientos de veces más potente que el peróxido de hidrógeno.
A bajas concentraciones, reacciona de forma sinérgica con peróxido de hirdrógeno y destruye activamente las materias orgánicas. Se trata de un oxidante autolimitador, por su tendencia a descomponerse espontáneamente en oxígeno y oxígeno singulete altamente reactivo 1O2 (23 kcal/mol), el cual, a su vez, reacciona con agua formando radicales hidroxílicos y peróxido de hidrógeno5. La presencia de sistemas redox de iones metálicos transitorios (Fe++/+++, Cu+/++) o de titanio acelera este proceso. En entornos biológicos, la presencia de reactivos tiólicos (por ejemplo, glutatión reducido, GSH o cisteína), aminoácidos, proteínas y otras moléculas orgánicas reduce la concentración de ozono, disminuyendo la potencia de éste en el organismo.
La solubilidad del ozono en agua (50 ml de ozono en 100 ml de agua a 0 ºC) es 10 veces superior que la del oxígeno. El tiempo medio de vida del ozono es aproximadamente de 1 hora a 220 °C 6 y de unas 3 horas a 40 °C, si se utiliza agua bidestilada como solvente. La mayoría de sistemas biológicos utilizan oxígeno como aceptador de electrones. El oxígeno tiene un efecto oxidante bi-radical débil. La absorción de electrones resulta en la formación de radicales superóxido-aniónicos (O2-). Como ejemplo puede citarse la oxidación aeróbica mitocondrial de sustratos del ciclo del ácido cítrico, que genera una producción continua de superóxido-radicales, neutralizados por la actividad de superóxido-dismutasas (SOD). Estas enzimas neutralizan el superóxido mediante su transformación en peróxido de hidrógeno.
A su vez, éste es transformado en agua y oxígeno por medio de catalasas y peroxidasas GSH. Los radicales de oxígeno también son neutralizados por antioxidantes de molécula pequeña, como la vitamina •E (Tocopherol), la ß-carotina, el glutatión reducido (GSH), la cisteína y el ácido ascórbico.
La periodontitis y la periimplantitis son propiciadas o incluso causadas por patógenos microbianos, entre los que se cuentan gérmenes anaeróbicos gramnegativos y gérmenes aeróbicos grampositivos oportunistas. Estos gérmenes periodontopatógenos forman películas bacterianas (placas) en los intersticios entre las sustancias duras y los tejidos blandos de la cavidad bucal, así como en sistemas de diálisis y de agua para uso odontológico. Dentro de estas biopelículas, las bacterias son resistentes tanto a los mecanismos de defensa propios del huésped como a los antibióticos sistémicos.
Por este motivo, el reto para el dentista y para el paciente consiste en combatir diariamente a las bacterias formadoras de biopelículas mediante la aplicación de medidas mecánicas y de desinfección química, que son los únicos principios preventivos eficaces para impedir la aparición y/o el avance de la periodontitis y de la periimplantitis.
Brauner demostró que la combinación de limpieza dental profesional con enjuagues diarios de la cavidad bucal a base de agua de ozono pueden mejorar los resultados clínicos en casos de gingivitis y periodontitis. Sin embargo, los índices de placa y la tendencia al sangrado regresaban rápidamente a la situación inicial si se interrumpía el tratamiento profesional. Los enjuagues bucales con agua de ozono y sin procedimientos mecánicos para reducir la placa resultaron infructuosos.