La ameba que devora el cerebro

amebaLa ameba que devora el cerebro

Vive en aguas dulces y cálidas, se introduce en el cuerpo humano a través de la nariz y comienza a devorar el cerebro de su víctima hasta provocarle la muerte.

No, no es el tráiler de la última producción de terror hollywoodiense; se trata de una ameba real y parece que cada vez más común.

El aumento de las muertes por culpa del Naegleria fowleri, un parásito microscópico y, hasta el momento, raro, está alarmando a las autoridades sanitarias estadounidenses, según publica la prensa del país.

FUENTE: El Mundo Digital (02/10/2007)

En el último año, el parásito ha matado a seis niños y jóvenes en Estados Unidos; una cifra que no parece alarmante, pero que supera con creces la media de casos registrados hasta el momento (de 1995 a 2004 se dataron 23 víctimas).

MÁS CASOS POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

Los expertos vaticinan que el número de infectados podría seguir aumentando debido al cambio climático. “Es una ameba que adora el calor. Si la temperatura del agua aumenta, se encontrará mejor”, explica Michael Beach, especialista del Centro de control y prevención de enfermedades estadounidense (CDC) en declaraciones al Washington Post.

Esta ameba vive en aguas dulces y cálidas, como lagos, charcas, aguas industriales o piscinas descuidadas y con poco cloro. Principalmente se localiza en la capa superior del fondo, por lo que la infección por este parásito es más fácil si la víctima remueve o pisa el sedimento. Para que pueda llegar al cerebro, es necesario que el agua donde reside el parásito ascienda por la nariz como ocurre, por ejemplo, al tirarse de cabeza o dar una voltereta en el agua.

Una vez en el interior del cuerpo, la ameba devora rápidamente las mucosas y continúa su ascenso hacia el cerebro donde se instala y se alimenta de células cerebrales.

SÍNTOMAS

Las víctimas infectadas se quejan al principio de dolores de cabeza, fiebre o rigidez en el cuello, aunque una vez que el parásito ha avanzado, dan muestras de daños cerebrales, como alucinaciones o cambios en el comportamiento. En menos de una semana el paciente puede entrar en coma y morir.

De momento, no existe un tratamiento eficaz contra el microorganismo y, lamentablemente, una vez que la víctima ha sido infectada, tiene pocas posibilidades de sobrevivir.

En algunos estados estadounidenses, como Florida o Texas, las autoridades sanitarias ya han puesto en marcha una línea de información para que la población pueda informarse de cómo evitar la infección.

Entre otras recomendaciones, el CDC recomienda no nadar en zonas no aptas para el baño, no remover el fondo de charcas o lagos y taparse la nariz con los dedos o usar una pinza especial para evitar la penetración del agua al sumergirse.

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