Los frutos fueron tratados con 0.3 ppm de O3 durante 30 y 60 minutos, envasados en atmósfera modificada (AM) y a vacío y conservados a 10 °C, empleando como control frutos sin tratar.
Se evaluó la evolución de la concentración gaseosa (AM), pH, firmeza, color (instrumental) y la calidad sensorial y microbiológica de los frutos.
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A los 14 días de conservación, los niveles de O2 y CO2 fueron cercanos a 1 y 10%, respectivamente, independientemente del tratamiento y tiempo de exposición al O3. Los frutos almacenados en vacío presentaron una marcada pérdida de firmeza a partir del día 7 y una importante disminución del pH el día 14, mientras que en AM el ablandamiento fue menor y el día 14 se registró un aumento en el valor del pH.
El color (°hue y L) fue similar en todos los tratamientos y ninguno de los tratamientos de O3 produjo manchas ni decoloraciones en los frutos. En la evaluación sensorial, los pimientos envasados a vacío fueron rechazados a partir del día 7 debido a la aparición de aromas desagradables y un marcado ablandamiento. Independientemente del tiempo de exposición, el O3 produjo una reducción próxima a una unidad logarítmica en los recuentos iniciales de aerobios mesófilos, mientras que no hubo diferencias con el control para mohos y levaduras.
En el caso de psicrótrofos, sólo se observó una reducción en los recuentos cuando el tiempo de exposición fue de 60 minutos. En los tratamientos de AM, la vida útil fue limitada a 14 días por la aparición de mohos, mientras que en vacío fue de sólo 7 días por la mala calidad sensorial de los frutos.
El ozono es un oxidante muy fuerte, con alta reactividad y penetrabilidad, y a partir del año 2001 fue aprobado por la FDA (Food and Drug Administration) para ser usado como aditivo en contacto directo con los alimentos durante las etapas de transporte, almacenamiento y procesado, tanto en fase acuosa como gaseosa (Yuk et al., 2006). Este gas es utilizado no sólo para inactivar numerosos microorganismos sino también para reducir la concentración de etileno y eliminar olores anómalos durante el almacenamiento refrigerado de frutas y hortalizas (Aguayo et al., 2006).
El ozono previene el crecimiento y desarrollo microbiano al oxidar componentes vitales de las paredes celulares de los microorganismos y provocar la destrucción celular (Daş et al., 2006; Ketteringham et al., 2006). Si bien la mayor parte de los microorganismos que afectan a los alimentos son susceptibles a este efecto oxidante, la sensibilidad depende del estado fisiológico del cultivo, el pH del medio, el método y duración de la aplicación, la temperatura y humedad, la presencia de aditivos (ácidos, surfactantes, azúcares) y la especie (Aguayo et al., 2006).
Numerosos autores han descrito efectos beneficiosos del ozono para reducir los recuentos microbiológicos y prolongar la vida útil de distintos productos hortofrutícolas como: zarzamora (Barth et al., 1995), cebollas (Fan et al., 2001), lechuga (Singh et al., 2002; Koseki & Isobe, 2006), brócoli (Forney et al., 2003), tomates enteros y mínimamente procesados (Aguayo et al., 2006) y uvas de mesa (Sarig et al., 1996; Artés Hernández et al., 2004).