Ahora, un equipo de investigadores, utilizando nuevos métodos de secuenciación genética, parece haber dado con la respuesta.
Según su trabajo, que se publica en PLoS ONE, los aseos públicos esconden una gran cantidad de bacterias por todas partes, desde puertas, suelo, llaves del grifo o asientos del inodoro.
En el trabajo, dirigido por Gilberto Flores y Noah Fierer de la Universidad de Colorado (EE.UU.), los investigadores estudiaron 12 baños públicos, seis masculinos y otros tantos de mujeres.
Usando una técnica de alto rendimiento de secuenciación genética, identificaron diversas bacterias en todas las superficies que probaron.
Por ejemplo, el piso tenía la comunidad bacteriana más diversa. La piel humana era la principal fuente de bacterias en todas las superficies.
Curiosamente, encontraron algunas diferencias entre las bacterias que se encuentran en los baños de hombres y las que hay en las de las mujeres.
En concreto, se identificaron 19 tipos de bacterias en todas las superficies.
La mayoría de las secuencias pertenecían a Actinobacteria, Bacteriodetes, Firmicutes y Proteobacteria.
Este sistema también les ha permitido determinar el origen de las bacterias que identificaron, incluyendo la piel, el suelo, y la orina.
Esta metodología, según los autores, podría ayudar a «analizar las comunidades de baño de bacterias para identificar así los hábitos de higiene -apropiado o inapropiados- de la comunidad».
A su juicio, este trabajo es relevante para el campo de la salud pública, ya que el intercambio de bacterias en las superficies de los edificios puede representar una importante vía de transmisión de patógenos entre las personas.
El OZONO, con su presencia en el ambiente destruye por oxidación todos los PATÓGENOS, garantizando una perfecta asepsia.
Su acción es rápida, poco después de comenzar la generación del OZONO se notará que se respira un aire limpio, exento de OLORES y PATÓGENOS, dando una agradable sensación de frescor como en la alta montaña.